(8) Nietzsche.
EL SUPERHOMBRE
El hombre es una cuerda
tendida entre el animal y el superhombre,
una cuerda sobre un abismo.
Un peligroso pasar al otro lado,
un peligroso caminar,
un peligroso mirar atrás,
un peligroso estremecerse y pararse.
La grandeza del hombre está en ser un puente y no una meta:
lo que en el hombre se puede amar es que es un tránsito y un ocaso.
una cuerda sobre un abismo.
Un peligroso pasar al otro lado,
un peligroso caminar,
un peligroso mirar atrás,
un peligroso estremecerse y pararse.
La grandeza del hombre está en ser un puente y no una meta:
lo que en el hombre se puede amar es que es un tránsito y un ocaso.
ASÍ HABLÓ ZARATUSTRA
El superhombre es la afirmación enérgica de la
vida, el creador y dueño de sí mismo y de su vida, es un espíritu libre. El superhombre será el nuevo dios terrenal, será el sentido de la tierra, el hombre que será «capaz de dar a luz una
estrella». En su camino, el superhombre se
opondrá a toda difamación del mundo, a todo menosprecio por el cuerpo, a
todo ascetismo. Se toma la vida en eterno presente, como un juego y una fiesta. Vive abierto y entregado a la vida, sin
considerar nada como definitivo: La vida misma es “vivida” como prueba y
experiencia que se asume de forma plena y con un intenso júbilo.
(9) Nietzsche. EL ETERNO RETORNO: LA GÉNESIS.
La
concepción básica del pensamiento del Eterno Retorno de lo idéntico, lo que él
llama “su
pensamiento más profundo” se produjo en el mes de agosto de 1881. Está
apuntada en una hoja, en cuya parte inferior se lee: "6.000 pies más allá del hombre y del
tiempo. Ese día caminaba por los bosques a orillas del
lago de Silvaplana; me detuve ante una poderosa roca de forma piramidal; allí vino a mí ese pensamiento”
(XV, 85)
No se trata de un
pensamiento cualquiera sino de una convulsión transformadora de todo el ser.
Como muy bien explica Heidegger: “Un pensamiento esencial de este tipo implica: penetrar
en la nueva claridad que ese pensamiento abre, ver a su luz todas las cosas y
encontrarse dispuesto con plena voluntad a todas las decisiones que encierra.
Estamos acostumbrados a considerar que esos pensamientos son «meros» pensamientos,
algo irreal e inefectivo. Pero en verdad, el pensamiento del eterno retorno de
lo mismo es una conmoción de todo el ser. El ámbito visual al que el pensador dirige su
mirada no es ya el horizonte de sus «vivencias personales», es algo diferente
de él mismo, algo que le ha pasado por debajo y por encima y desde entonces
está allí, algo que a él, el pensador, ya no le
pertenece, sino algo a lo que él pertenece”.
Cabe también
tener presente las circunstancias que rodearon la génesis de tal
transformación. El año 1881, puede considerarse un año crucial en el desarrollo
conceptual-vivencial de Nietzsche. Hacía dos años que había abandonado la
cátedra en la Universidad de Basilea, debido a los intensos dolores de cabeza,
a los malestares del cuerpo y los vómitos, que le convierten en un viajero
solitario en busca de buenas condiciones climatológicas que le mitiguen los
dolores. En Ecce Homo nos dice:” La enfermedad me saco con
lentitud de todo aquello: me ahorro la ruptura, todo paso rápido, violento y escandaloso. No
perdí entonces ninguna
benevolencia y conquisté varias más.
Le enfermedad me proporcionó
asimismo un derecho a dar completamente la vuelta a todos mis hábitos: me permitió olvidar, me ordenó olvidar; me hizo el regalo de
obligarme a la quietud, al ocio, a ser paciente ¡Pero esto es lo que quiere
decir pensar!”
Gracias a este retiro prematuro Nietzsche puede aislarse en los
pasajes solitarios que más tarde le darán la inspiración. Hermann
Hesse describe así su vivencia de este impresionante lugar: "He
visto innumerables paisajes, y muchos me han gustado; pero muy pocos me han
aparecido como reservados para mí por el
destino, pocos me han hablado con una voz profunda y duradera, y han luego
florecido en mí lentamente hasta volverse como pequeñas
patrias; y entre esos paisajes, el más bello, el que ejerció
sobre mí la impresión
más intensa, fue el alto valle de la Engadina".
Y un poco después, el escritor presiente que "las montañas
y los lagos, ese universo de árboles y
flores, tenían algo que decirme que yo no había
sido capaz de asimilar y absorber en la primera mirada, algo que me haría
volver a él, que este alto valle a la vez tan austero y variado, tan severo y
armonioso estaba hecho para mí, tenía
algo precioso para darme o algo que exigir de mí".
De ese pensamiento tenemos
un esbozo que escribió en ese mismo lugar y es el siguiente:
El retorno de lo idéntico.
Esbozo
- La asimilación de los errores fundamentales.
- La asimilación de las pasiones.
- La asimilación del saber, incluso del saber que renuncia. (Pasión del conocimiento.)
- El inocente. El individuo como experimento. El aligeramiento, el rebajamiento, la debilitación de la vida –transición.
- El nuevo centro de gravedad: el eterno retorno de lo idéntico. Importación infinita de nuestro saber, de nuestro errar, de nuestros hábitos y modos de vivir, para todo lo venidero. ¿Qué hacemos con el resto de nuestra vida – nosotros los que hemos pasado la mayor parte de ella en la más esencial ignorancia? Nos dedicamos a enseñar esta doctrina, -es el medio más eficaz para asimilar nosotros mismos. Nuestra especie de felicidad como maestros de la más grande doctrina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario