Epicuro
(7) Los deseos. Si quieres hacer rico a
Pitocles, no aumentes sus riquezas sino limita sus deseos.
El hombre sufre por dos motivos principales, por el
miedo injustificado y por desear lo que no se debe o que no es necesario. Los
deseos que no podemos satisfacer nos producen infelicidad. Piensa sobre algunos
deseos que te generan infelicidad como tener un coche de última gama que no
puedes adquirir, vivir en una casa que no puedas comprar, desear a alguien que
no nos conviene…Estos deseos aunque son naturales se consideran innecesarios y
según Epicuro hemos de controlarlos porque pueden hacernos perder el control de
nosotros mismos. En cuanto a los deseos no naturales e innecesarios como el
deseo de fama e inmortalidad hemos de rechazarlos, porque causan dolor y
miseria cuando no pueden conseguirse.
Hemos de poner límites a nuestros deseos para
conseguir la felicidad. La paz del alma se consigue cuando satisfacemos
nuestros deseos naturales y no necesitamos nada para completar nuestro
bienestar. Los deseos naturales son los que una vez satisfechos proporcionan salud
al cuerpo y serenidad al espíritu. Comer y beber cuando se tiene sed y hambre
así como la amistad entran dentro de este tipo de deseos.
La mayoría de los hombres se pasa la vida afanándose
en alcanzar la riqueza, la fama y placeres que nos generan dependencia. ¿Hasta
cuándo vamos a dejar para otro día el ocuparnos de nosotros mismos?
Epicuro (8) La
autosuficiencia es la mayor de todas las riquezas.
Nuestra
libertad reside en ser autosuficientes, es decir, en reducir al máximo nuestra
dependencia del exterior y no depositar en nada exterior a mi, ya sea un bien o
una persona, la fuente de mi felicidad. Para este
filósofo la sociedad es una fábrica de
necesidades artificiales de las que somos dependientes. Reivindica el papel del
conocimiento para liberarnos de las dependencias, ser indiferentes a los falsos
productos que nos venden como generadores de bienestar y vivir conforme a lo que
es natural.
“Ningún insensato, en efecto, se contenta con
lo que tiene, sino que más bien se atormenta por lo que no tiene. Pues así como
todos lo que tienen fiebre, por la malignidad de la enfermedad, siempre están
sedientos y desean las cosas más perjudiciales, así también los que su alma
tienen en mal estado sienten siempre que todo les falta y se precipitan por su
avidez en los más diversos deseos”.
Epicuro (9) No necesitamos tanto de la ayuda
de nuestros amigos cuanto de la confianza en esa ayuda.
El papel que tiene la amistad en
la consecución de la felicidad es esencial. Un buen amigo nos puede hacer la
vida más placentera, digna de ser vivida y más humana. Epicuro propone una
comunidad universal cuyos miembros sean verdaderos amigos y estén por encima de
prejuicios sociales, culturales o de género. Los extranjeros, esclavos y
mujeres eran bien aceptados en el Jardín de Epicuro. La honestidad y la franqueza, el valor de
decir la verdad suponían elementos claves para desarrollar buenas relaciones
amistosas y suponen una alternativa de las ciudades “políticas”. Únicamente la
verdad sobre lo que somos puede ayudarnos a conquistar la felicidad.
"La amistad danza en torno a la tierra y, como un heraldo, anuncia a todos nosotros que despertemos para la felicidad"
